En el mundo industrial, la inspección de las instalaciones es una cuestión clave. Ayuda a anticipar fallos, asegurar el cumplimiento de la normativa y garantizar la seguridad de las personas. Pero cuando esta inspección tiene que realizarse en un entorno confinado, las cosas se complican considerablemente.
Depósitos, silos, pozos técnicos, cubas, tuberías enterradas... estos entornos son de difícil acceso, mal ventilados y a menudo peligrosos. Sin embargo, su buen estado es vital para mantener una actividad industrial segura y eficaz. Por eso las inspecciones en espacios confinados están sujetas a normas estrictas y protocolos bien definidos.
En este artículo, echamos un vistazo a la normativa aplicable, las mejores prácticas que hay que adoptar y las innovaciones tecnológicas que ahora permiten inspeccionar con más rapidez y fiabilidad.
Un reto técnico y humano
Inspeccionar un entorno confinado significa trabajar en un espacio cerrado con acceso restringido, ventilación natural insuficiente y donde la presencia humana prolongada es problemática. Estos espacios no están diseñados para ser ocupados. Sin embargo, requieren una vigilancia periódica, porque están especialmente expuestos a la corrosión, la obstrucción o la deformación.
Puede tratarse de una simple boca de alcantarilla, de un colector de varios cientos de metros o de un depósito de almacenamiento. Lo que los une es su peligrosidad potencial: atmósfera irrespirable, riesgo de explosión, presencia de líquidos o gases tóxicos, aislamiento en caso de accidente, etc. Las cifras hablan por sí solas: el índice de accidentes graves en espacios confinados es muy superior a la media de otros sectores industriales. De ahí la necesidad de una preparación rigurosa.
Un marco normativo estricto
En Francia, las inspecciones en espacios confinados se rigen principalmente por el Código del Trabajo, en particular los artículos R.4222-1 a R.4222-24, que imponen obligaciones específicas en materia de ventilación, detección de gases y formación de los operarios. A escala europea, la Directiva 89/391/CEE sobre salud y seguridad en el trabajo también se aplica a este tipo de trabajos.
Antes de cualquier operación, debe realizarse, documentarse y validarse una evaluación de riesgos. El acceso a estas zonas está sujeto a la expedición de un "permiso de penetración", que establece los procedimientos que deben seguirse y las precauciones específicas que deben tomarse. La formación del personal también es un requisito reglamentario. Los operarios deben recibir formación sobre los peligros
específicos de los espacios confinados, los procedimientos de primeros auxilios y el uso de equipos de protección individual y sistemas de vigilancia.
En la práctica, cada intervención requiere la movilización de un agente en el interior y un supervisor en el exterior, preparados para desencadenar un procedimiento de rescate en caso de emergencia. Los equipos necesarios -arneses, detectores de gas, trípodes, líneas de vida, iluminación de seguridad- deben estar operativos y adaptados a las condiciones del lugar. No hay que dejar nada al azar.
Riesgos múltiples y a menudo invisibles
Lo que hace que los entornos confinados sean tan formidables es la combinación de riesgos silenciosos pero muy reales. Uno de los más temidos es la asfixia, provocada por una atmósfera pobre en oxígeno o invadida por gases inertes. El envenenamiento es otra amenaza frecuente: gases como el sulfuro de hidrógeno, el monóxido de carbono o el amoníaco pueden acumularse sin que ningún olor delate su presencia.
A ello se añaden los riesgos de explosión (en silos de polvo, por ejemplo), caídas (al entrar en un pozo o foso), sepultamiento o ahogamiento. Por no hablar de los peligros asociados al aislamiento del operario, que puede perder el conocimiento sin poder informar de su situación. Son precisamente estos factores de riesgo los que justifican una supervisión tan rigurosa y una búsqueda constante de soluciones más seguras.
Anticiparse mejor: buenas prácticas
Incluso antes de entrar en un espacio confinado, es esencial una preparación cuidadosa. Deben evaluarse previamente los peligros específicos del lugar. En esta fase se definen los equipos que deben proporcionarse, los tiempos de intervención tolerados y las medidas que deben tomarse en caso de incidente. Se elabora un plan de intervención preciso: quién entra, durante cuánto tiempo, con qué recursos, bajo la supervisión de quién.
Una vez en el lugar, el protocolo de entrada debe seguirse al pie de la letra. Hay que llevar EPI, mantener en todo momento la comunicación entre el interior y el exterior, y los detectores de gas deben funcionar en tiempo real. El supervisor exterior no es un simple extra: es responsable de la seguridad de su colega y debe ser capaz de alertar a los servicios de emergencia sin demora.
La propia inspección debe llevarse a cabo según un plan bien establecido. La más mínima desviación, el más mínimo imprevisto, debe provocar la suspensión inmediata de la operación. Por último, una vez que el operador ha abandonado el lugar, es esencial llevar a cabo un informe completo, analizar los datos recogidos (fotos, vídeos, lecturas) y registrar los resultados en un cuaderno de bitácora. El mantenimiento de los equipos y la actualización de los procedimientos forman parte integrante del trabajo.
Drones y robots: una revolución en seguridad
Hoy en día, la innovación tecnológica ofrece una respuesta eficaz a estas limitaciones. Gracias a la aparición de drones de inspección y robots ITV, ahora es posible realizar una inspección visual sin necesidad de que el personal entre en un espacio confinado.
Es precisamente en este contexto en el que las soluciones desarrolladas por Multinnov se distinguen de las demás. El sitio Stereo2 está diseñado para operar en entornos complejos donde la ausencia de GPS, los bajos niveles de luz y los obstáculos dificultan la navegación. Gracias a su estabilización óptica, su cámara 4K y sus potentes luces LED, puede navegar con precisión por un depósito, una tubería o una galería, al tiempo que transmite un flujo de vídeo en tiempo real al operador situado en el exterior.
Por su parte, el Roview2 es un robot guiado por cable diseñado para inspeccionar redes que no se pueden visitar, en particular tuberías parcialmente llenas. Su diseño robusto y su sistema de transmisión de largo alcance lo convierten en una herramienta esencial para los operadores de redes de agua y aguas residuales. Compacto, resistente a la humedad y equipado con una cámara panorámica de alta definición, permite realizar inspecciones rápidas y fiables, limitando al mismo tiempo los riesgos para los operarios.
Al reducir la exposición humana, estas tecnologías no sólo contribuyen a proteger a los equipos, sino que también mejoran la eficacia y la capacidad de respuesta. El trabajo puede planificarse de forma más sencilla, los datos pueden utilizarse inmediatamente y los informes de inspección son más claros.
La inspección de espacios confinados ya no puede basarse únicamente en las prácticas tradicionales. Habida cuenta de los riesgos que entraña, de las exigencias reglamentarias cada vez más estrictas y de las expectativas en términos de productividad, resulta imperativo replantearse nuestros métodos. La preparación, el rigor y la anticipación siguen siendo los pilares del éxito de cualquier intervención, pero la integración de tecnologías avanzadas como Stereo2 y Roview2 ofrece una perspectiva totalmente nueva.
Gracias a nuestras soluciones a medida, Multinnov ayuda a los fabricantes a realizar inspecciones más seguras, rápidas y precisas. Un enfoqueinnovador de la seguridad, laeficacia y el rendimiento industrial.